20 de desembre 2007

HACE 60 AÑOS

Article de Miquel Segura:

La Conferencia Internacional de Donantes para el Estado Palestino ha resultado un éxito. Un pletórico Sarkozy –motivos no le faltan para estarlo: su nueva novia es una de las mujeres más deseadas del mundo- ha conseguido una ayuda de 7.400 millones de dólares para el proyecto de un nuevo Estado palestino. España contribuirá al mismo con la cantidad de 360 millones de euros, cifra nada desdeñable para un país cuyo gobierno recomienda a sus ciudadanos que coman conejo por Navidad, más que nada para ahorrar un poquito. No soy de los que están en contra de un Estado palestino, siempre que el mismo sea un interlocutor fiable de cara a las conversaciones de paz y ofrezca garantías absolutas para la supervivencia de Israel. No obstante, creo que no está de más recordar que si en 1948 los árabes hubiesen aceptado la participación de la Palestina inglesa en dos estados, en vez de confabularse con los residuos del derrotado nazismo para “arrojar a los judíos al mar”, el mundo se hubiese ahorrado mucho sufrimiento y los españoles podríamos disponer ahora del dinero que tan generosamente hemos ofrecido en París a un pueblo que, al menos hasta la muerte de Arafat, batió todos los records de corrupción dilapidando miles de millones de euros.

El escritor argentino Marcos Aguinis lo recordaba recientemente en un extraordinario artículo publicado en “La Nación”. El pasado 29 de noviembre se cumplieron 60 años de lo que él llama “un acontecimiento bisagra de la historia mundial”. En aquel día, las Naciones Unidas, por una amplia mayoría de dos tercios, aprobó la partición de Palestina, que los ingleses querían abandonar por ingobernable, no sin antes promover la creación de la Liga Árabe para asegurarse la defensa de sus intereses en Oriente Medio. Aquella votación en la ONU mantuvo en vilo a todo el mundo. Al finalizar, los ciudadanos del inminente estado de Israel se echaron a la calle, donde bailaron alegres toda la noche. Pero los árabes –que habían rechazado la posibilidad de tener, también ellos, su estado- no bailaban: amenazaban. El Mufti de Jerusalem, Haj Amin El Husseini, que había sido íntimo amigo de Hitler, se reafirmó en su promesa de concretar la fallida “solución final al problema judío” en el Medio Oriente. Y los árabes atacaron al día siguiente para abortar el proyecto de un estado judío. De todo eso se cumplen ahora 60 años y en el transcurso de los mismos se ha vertido mucha sangre y se han producido muchas injusticias. Si los árabes hubiesen acatado entonces la resolución de las Naciones Unidas y hubiesen aceptado la creación de su propio estado, hoy estarían también celebrando sus primeros 60 años de independencia. Por desgracia, la mayoría de ellos siguen acariciando la idea de aquella “solución final” hitleriana. Por eso nadie sabe si en París financiamos una esperanza o un monstruo exterminador.

Millones para la esperanza…o el exterminio.