Debido a las diferencias entre el calendario hebreo y el gregoriano, en éste último no hay una fecha fija para el Día de la Independencia del Estado de Israel. Normalmente cada año se celebra en un día diferente entre mediados de abril y mediados de mayo.
Este año celebramos nuestro 62 Aniversario el día 20 de abril.
Voy a revelar un secreto personal: yo nací en Israel solamente 9 años después de la creación del Estado. A diferencia de mis padres que escaparon como refugiados de la Alemania nazi, yo no conocí un mundo en el que los judíos no tuvieran su propio estado. No obstante, según se iba formando mi carácter como adulto, crecía la convicción de que todavía estamos, en muchos sentidos, en una etapa de formación como pueblo y como estado.
Nuestros asuntos internos junto con las cuestiones que cada uno de nosotros, los isralíes, nos preguntamos cada día, son muy diferentes a los planteamientos conocidos en el mundo libre. Nuestra perspectiva es otra distinta. Junto a nuestra aspiración lógica y entendible de una vida tranquila y normal somos conscientes del hecho de que, a pesar de todos nuestros logros conseguidos, no hemos llegado a ese objetivo tan concreto y tan trivial.
El Día de la Independencia y sus distintos aspectos se engloba en una dualidad entre nuestro justificado orgullo por lo que hemos conseguido y nuestra preocupación, no menos justificada, por todos los desafíos y problemas que afrontamos.
Esta es la dualidad que está en el corazón del ser israelí y por eso, más que un día de alegre celebración, es un día de reflexión que tiene un arco de sentimientos que a veces se contradicen.
Esa complejidad no es fácil de entender para el que no conoce de cerca el abanico israelí multicolor. Este Puente es nuestro humilde intento de mejorar el conocimiento y dar una fiel imagen de ese arco de colores que es Israel.
Raphael Schutz
Embajador de Israel en España
Este año celebramos nuestro 62 Aniversario el día 20 de abril.
Voy a revelar un secreto personal: yo nací en Israel solamente 9 años después de la creación del Estado. A diferencia de mis padres que escaparon como refugiados de la Alemania nazi, yo no conocí un mundo en el que los judíos no tuvieran su propio estado. No obstante, según se iba formando mi carácter como adulto, crecía la convicción de que todavía estamos, en muchos sentidos, en una etapa de formación como pueblo y como estado.
Nuestros asuntos internos junto con las cuestiones que cada uno de nosotros, los isralíes, nos preguntamos cada día, son muy diferentes a los planteamientos conocidos en el mundo libre. Nuestra perspectiva es otra distinta. Junto a nuestra aspiración lógica y entendible de una vida tranquila y normal somos conscientes del hecho de que, a pesar de todos nuestros logros conseguidos, no hemos llegado a ese objetivo tan concreto y tan trivial.
El Día de la Independencia y sus distintos aspectos se engloba en una dualidad entre nuestro justificado orgullo por lo que hemos conseguido y nuestra preocupación, no menos justificada, por todos los desafíos y problemas que afrontamos.
Esta es la dualidad que está en el corazón del ser israelí y por eso, más que un día de alegre celebración, es un día de reflexión que tiene un arco de sentimientos que a veces se contradicen.
Esa complejidad no es fácil de entender para el que no conoce de cerca el abanico israelí multicolor. Este Puente es nuestro humilde intento de mejorar el conocimiento y dar una fiel imagen de ese arco de colores que es Israel.
Raphael Schutz
Embajador de Israel en España
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