per Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia)
La única vez que he visitado Israel como periodista, en febrero del 2005, alguien me recibió en su casa con ua frase irónica y terrible: "Bienvenido al manicomio del mundo". Lo he recordado estos días, con motivo del 60º aniversario de la creación del Estado de Israel, una efémeride que ha vuelto a poner en marcha la máquina de los prejuicios y los tópicos sobre una sociedad fascinante que se desconoce profundamente.
Los europeos en general, y los barceloneses en particular, nos dejamos llevar por la inercia medíatica cuando hablamos de lo que ocurre a nuestro levante, en la otra orilla del Mar Mediterráneo. Además, en la Catalunya actual, Israel es objeto de una sistématica y agresiva demonización en ambientes políticos, acdémicoss y periódisticos que niegan diariamente el derecho de este Estado a existir. Ello contrata con la simpatía que despertaba hace algunas décadas, la causa de los judíos entre sectores catalanes más informados. El periodista Martí Anglada se refiere a ello en su sugerente libro "Afers(no tan) estrangers", al recordar, cómo en junio de 1967, los universitarios comprometidos en su lucha contra Franco, la mayoría comunistas, estaban exultantes al leer en la prensa la rápida victoria del ejercitó israelí sobre las tropas de Egipto, Siria y Jordania en la guerra de los Seis Días. Eran tiempos en os que interesaba el singular socialismo de los pioneros sionistas y viajar a un kibutz era una experiencia que daba prestigio.
El manicomio del mundo, por decirlo a la manera de un israelí con sentido del humor, es un lugar difícil de entender a pesar de estar siempre en primera plaa a causa del conflicto Israel-Palestina. Como ha expresado Shlomo Ben Ami, ex-ministros de Asuntos Exteriores y ex-embajador de España, "la solución de los dos estados, que aseguraría que Israel siga siendo un Estado judío y demócratico, corre peligro si no se llega a un acuerdo con los palestinos". En contra de ciertos infundios, la mayoría de los que sentimos admiración y simpatía por la historia de éxito que representa Israel, deseamos también que el pueblo palestino constituya lo antes posible su Estado propio independiente, lo cual va unido a una salida justa y digna para el grave problema de los refugiados. "Si no hay solución para esta gente (ha escrito con lucidez Amos Oz), Israel no tendrá paz ni tranquilidad por muchos acuerdos que llegue con sus vecinos".
Con todo, desde Barcelona, a la hora de juzgar el papel en este conflicto, se sigue confundiendo la critica legítima a los gobernantes de turno israelíes con el derecho de todo un pueblo a crear y defender su hogar, después de siglos de persecución y destrucción, algo que como europeos nos atañe directamente. Ello está relacionado con dos factores preocupantes que distorsionan nuestra mirada. Por un lado, el hecho de que las realciones oficiales entre España e Israel se iniciaran tarde, en 1986, cuando ya no había más remedio a causa del ingreso español en la Comunidad Europea. Por otro, la poca importancia, que a pesar de los terribles atentados del 11 de mazo del 2004 en Madrid, se da en ambientes intelectales y políticos de izquierda a la amenaza global del estremismo islamista, cuya manipulación de la causa de los palestios es constante. Osama bin Laden, en su discurso televisado en octubre del 2001 , poco después de los atentados del 11-S de New York, comparó la expulsión de lo árabes de la península Ibérica con la situación de los palestinos: "Que sepáis pueblos americano y del mundo entero, que no toleraremos que la tragaedia del Al Andalus se reproduzca en Palestina". Es a esto a lo que nos enfrentamos.
Riyad al Maliki, ministro de Relaciones Exteriores palestino, reconocía en una reciente entrevista en La Vanguardia, que Hamas, que controla Caza, no tomará ninguna decisión sin el aval del Movimiento Internacional de los Hermanos Musulmanes, cuyo programa es borrar Israel del mapa. Paradójicamente, algunos catalanes y españoles que dicen defender a los palestinos carecen de la sensatez de Maliki. Son los mismos que niegan el peligro objetivo que supondría para Israel un Irán con armas nucleares, régimen que, a su vez, mueve los hilos de Hamas en Palestina como hace con Hizbulah en Líbano. Aunque hay fanáticos intransiguentes en el bando israelí, contrarios a cualquier cesión, el mayor problema es la dimensión internacional del integrismo islamista (potenciado po varios estados), que bloquea seriamente el diálogo a la vez que impide que los palestinos tengan un sola voz. A los islamistas no les preocupa la suerte de los palestinos, sólo acabar con el Estado que encarna los valores democráticos de Occidente.
Israel no es una sociedad perfecta y soporta tensiones muy fuertes, pero es la única democracia de es zona del mundo, mucho ates (por cierto) de que España tuviera un sistema de libertades. El pluralismo, la separacón de poderes, la libertad de expresión y la celebración de elecciones conviven con un peranente clima de guerra y con la costosa ocupacón de unos territorios que deberán formar parte del futuro Estado Palestino. Los israelís tienen derecho a la paz y la seguridad, como tienen derecho a que, desde Barcelona, París o Londres, no se les pida que renuncien a su libertad.
2 comentaris:
Moltes gràcies!
Excel·lent!
Andreu
Hola!
He conegut aquesta pàgina, que em sembla magnífica, per mitjà d´una persona que treballa al Museu Egipci de Barcelona (Fundació Clos)i m´ha dit que potser que em podreu ajudar.
Volia passar l´estiu a Israel, per conèixer la gent, tenir més coneixement de l´idioma i bé, acabo de fer un màster en Estudis Hebreus a la UB i tot això m´interessa.
Jo havia pensat en anar en excavacions arqueològiques, perquè els kibbutzs són més cars, o de voluntariat...però no tro la manera, ni les adresses correctes.
Em podeu ajudar si us plau?
Sabeu de grups q es muntin aquí per fer excavacions allà??
Moltes gràcies!
Shalom
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